«MIRVAL» nos cuenta la historia de espantos que le ocurrió en el barrio Manrique de Medellín. Una historia muy perturbadora para ella.

En nuestra nueva sección de historias paranormales queremos que vos seas parte de ella, así que si  tenes una historia bien bacana que contar y querés que te la publiquemos, podes llenar el siguiente formulario y si tu historia califica, nosotros nos encargaremos de hacerlo, obviamente respetaremos los derechos de autor y te mencionaremos si tu quieres.

El día 16 de diciembre del 2002,  a las 10:00 PM  a mi suegro en medio de un aguacero toco llevarlo pa’ urgencias. Antes de salir, él miró y buscó a su nieta la cual era su adoración, solo tenía 22 meses, como la niña estaba enferma, fue imposible que la pudiera ver, mi suegro se fue muy triste porque no había podido darle la  bendición a la niña, pues de los nietos que vivían cerca, solo faltaba ella.
El día siguiente fue un día muy frío y gris, nuestra perra empezó a aullar desde muy temprano y siendo las 6:00 AM se escucharon unos lamentos y sollozos en la casa de mi suegra, mi suegro había muerto.
El ultimo día de la novena  nos acostamos cerca de las 11:45 PM, mi esposo se acostó con mis hijos ya que estaban pequeños y tenían miedo a dormir solos, mi madre dormía en su alcoba y yo dormía con mi hija, cuando de pronto, sentí algo muy extraño y vi una luz que entraba por la puerta de mi alcoba, era una luz rara, como si se  dirigiera a un lugar específico, yo sentí mucho miedo, estaba aterrada y no me podía mover, lo cual me hacia sentir mucho más miedo, de pronto, sentí en mi cabeza una voz que me decía… «No tengas miedo, yo solo vine a despedirme» y en ese instante, escuche a mi hija chiquita reírse y decir: «Chao papito» mientras le boleaba su manito en señal de despedida, yo trataba de gritar pero no podía, así que opte por rezar lo que a mi suegro le gustaba… «La coronilla a la divina misericordia» y  justo cuando termine, la luz desapareció, yo recobre mi habla y mi movimiento, enseguida me levante y fui donde mi esposo el cual dormía profundamente con mis dos hijos mayores, me dijo que no había visto nada, también fui a ver a mi madre la cual estaba perpleja, pues ella vio la luz y también le pareció muy rara, porque según ella salia de la puerta de mi alcoba.
Ese día ya a las 10 AM una sobrina de mi esposo que tenía 17 años y estaba peleada con mi suegro (su abuelo) nos contó asombrada y llorando que ella había visto en la noche a su abuelo que se había ido a despedir y a decirle que la perdonaba y su historia fue muy similar a la mía, cabe anotar que ella aún no sabía lo que yo había vivido aquella noche.
Pasaron casi 3 o 4 años en que mi hija miraba al espejo de mi habitación y se reía y saludaba a su abuelito así: «hola papito… hola papito…» y mis hijos mayores cada que la veían hacer ésto salían corriendo, espantados.  Esta historia terminó un día en el que espejo sin ningún motivo se cayó y se partió en pedazos en mi cabeza…»

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