Conoce nuestra historia. La historia no contada de los Paisas. En este artículo encontraras  un pequeño documento con varios abre-bocas de capítulos escritos por el autor del libro EL PAISA Y SUS ORÍGENES, con el fin de que las personas se vayan enterando del tema del libro y conozcan mas acerca de la historia Paisa y nuestro origen. Algunos párrafos están escritos tal como lo escribieron los cronistas, en un español viejo, que a simple vista parece mala ortografía y se encuentran entre comillas “”

EL PAISA Y SUS ORÍGENES.‏
(ABREBOCAS)

 

CAPÍTULO 36

Aunque la Historia es irreversible, nuestro relato sí tendrá que retroceder para poder empatar y así referirnos a las variadas informaciones de los cronistas. La comarca donde más tarde sería fundada Medellín, había sido muy habitada por varias etnias, pero la más antigua y populosa fue la Catía; éstos vivían en un paraíso, con un clima ideal y con muchos ríos que desembocaban al principal, el Aburrá, más tarde Medellín. Una vegetación exuberante y muy variada cubría el Valle, así como las laderas vecinas. Los Catíos fueron más mineros y comerciantes que agricultores; sin embargo algunos sembraban en grandes huertas; además, cerca a sus bohíos tenían animales domésticos como perros, patos cimarrones y curíes. Cuando Robledo supo que los Catíos del Valle de Aburrá tenían abundante comida, se vino de Mungia y además quería ayudarle a Tejelo que estaba en problemas. «…Como los mensajeros que Jerónimo Tejelo envió llegaron donde el Capitán estaba y le dieron mandato de lo que había subcedido, se partió luego con todo el real para allá, por amor de los heridos y porque allí había comida de maíz para mas de dos meses e se aposentó en él, donde los bohíos sin lo que en el campo estaba se halló mucha infinidad de comida así de maíz como de fríjoles, que casi son como alberjas, e muchos coríes que son como conejos, salvo que son mas chiquitos que tienen muy lindo comer, e muchos perros medianos como los de Castilla, salvo que son mudos. Esta Provincia se llama en nombre de indios de Aburrá y le pusimos por nombre el Valle de San Bartolomé…» (Sardella, citado por Piedrahita p. 16). Los Catíos engordaban perros Mayas de origen Asiático.

CAPÍTULO 37

Los primeros enfrentamientos entre los Españoles y los Catíos fueron en los caseríos de la margen derecha del río Aburrá (Medellín); según el cronista, los Catíos confundieron a los Españoles con los Tahamíes o con los guerreros Nutabes que los habían invadido en tiempos anteriores; quizás por eso un grupo de Catíos que prendieron, le dijeron a Sardella que «…estaban espantados de ver tal gente que según ellos después decían, que cuando los cometieron pensaron que eran indios…» (Sardella, citado por Piedrahita p. 16). Pero, además de las disculpas, los Catíos se defendieron valerosamente una y otra vez de los Españoles; no los dejaron descansar, así como los Españoles tampoco suspendían sus invasiones. Robledo traía del sur mucha información sobre una región muy minera, y con indios muy ricos; tal vez le habían informado de la gran Provincia de Aburrá que abarcaba el valle y todos sus alrededores; ésta avanzaba para el norte hasta Angostura (Tenche). Se cree que a esta Provincia Catía la habían estado invadiendo los Tahamíes unos años atrás y los Nutabes recientemente; los conquistadores también habían desplazado de la costa a otras etnias y sobre todo después de 1534; los Heredia barrieron a los indígenas Caribes Calamarí, a los Panzenúes del rio San Jorge y a los Zinufanáes del Bajo Cauca; todos ellos buscaron asilo entre las selvas del Norte de Antioquia, donde interactuaron y desplazaron a su vez a los Catíos.

CAPÍTULO 38

La cultura Panzenú pobló la región semiacuática situada entre los ríos Cauca y San Jorge y también ocupó las sabanas menos cenagosas de Planeta Rica, Montelíbano y Caucasia. Las comarcas con mayor número de canales artificiales, de camellones y de asentamientos Panzenúes estuvieron en la Mojana (brazo del río Cauca), en el Rabón (caño antiguo del Cauca) y en muchas regiones sobre el río San Jorge y entre ellas están: Los Ángeles, Carate, Mabobo, Pita, Pajaral y otras; cerca a sus ciénagas están los pueblos de Ayapel, San Marcos, San Benito Abad, Belén, Caimito. Al llegar al río Magdalena, estos ríos forman el Brazo de Loba y una zona déltica, pues en esta gran región los ríos se dividen y subdividen en numerosos brazos y caños, y muchos de ellos desaparecen en verano; a veces la corriente del río San Jorge retrocede en ciertas épocas por la presión del impetuoso río Cauca y entonces el agua corre con imperceptibles movimientos en sentido contrario; esto ocurre cuando el Cauca llega rebozado por las lluvias del sur. La hidrografía se complica con los numerosos e inexplicables canales y zanjas excavados por los Panzenúes, los cuales levantaron camellones o alargadas islas habitacionales y campos agrícolas que fueron funcionales durante miles de años; en invierno cultivaban en las cimas de los camellones, y en verano sembraban en las simas de los canales que permanecían húmedas y entonces elevaron el rendimiento de la producción agrícola con la tecnología hidrológica, y con los conocimientos meteorológicos atenuaron la influencia de las crecientes y de las borrascas de los ríos.

CAPÍTULO 39

Fue mucha la impresión que tuvo Cieza con respecto a las minas de oro y de sal que explotaban los Catíos, por los alrededores de Titiribí. «… En este pueblo de Mungía y en otro que há por nombre Cenufará hallamos otras fuentes, que nascían junto a unas sierras cerca a los ríos: y del agua de aquellas fuentes hazían tanta cantidad de sal, que vimos las casas quasi llenas, hechas muchas formas de sal ni mas ni menos que panes de azúcar. Y esta sal la llevaban por el valle de aburrá, a las provincias que están al Oriente…» (Cieza p. 116). La Provincia de Aburrá también tenía ricas minas de oro por los ríos Sinifaná y Amagá. Cieza conoció en el Zenú de Titiribí otras minas comparables con las de Buriticá, Norí y Samarraya; de estos centros orfebres dijo: «… que los aborígenes eran los mejores orífices […] que fundían el oro en hornos de los cuales yo he visto en sus patios lugares de fundición tres en el lado de Occidente del río Cauca i confieso que Creso i Salomón me parecieron mendigos en comparación de estos jentiles…» (Cieza, citado por Campos i Rivas). En el oriente lejano de Aburrá quedaban las provincias de los Amaníes y las de los Patangoros del Magdalena Medio: los Españoles ya habían conocido el oriente cercano de Guarne, Marinilla, El Carmen, Rionegro y la Ceja. Fuera de los poblados Catíos y Tahamíes que había en el Valle de Aburrá, los Catíos también tenían muchos tambos por el oriente; fueron lugares de acopio de provisiones, así como aldeas y minas de oro corrido y de sal; «… las quales no han sido vistas ni descubiertas por los españoles hasta agora. Y con esta sal son ricos en estremo estos indios…» (Cieza p. 116).

CAPÍTULO 40

Extraña gente mestiza de la cultura Caramanta o los comerciantes extranjeros que vivían asociados con ellos habían labrado tumbas diferentes. Al principio del siglo XX se excavó, al sur de la provincia de Anserma, tal vez por Apia una extraña tumba-templo. Luis Arango la describe así: «…En el pueblo de La Soledad fue sacada una matecañera, honda, que tenía una bóveda grande, y en el centro de ésta había tres hileras de columnas de tierra distribuidas así: en cada uno de los costados laterales una hilera de tres y en el centro de la bóveda que servía de soporte al cielo, otras tres. Total nueve columnatas. Las extremidades de la bóveda formaban dos naves; esta bóveda estaba en claro y sin un solo terrón de deslanche. Las columnas habían sido labradas allí mismo en la tierra firme; toda la bóveda y las columnatas estaban pintadas con carmín y sobre esta pintura grabados con tinta blanca sapos, mariposas, grillos, etc. y unos escritos simbólicos…» (Arango p. 151).

Capítulos 31 – 35  | Capítulos 41 – 45

Ver También 
Diccionario Paisa

 


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