Conoce nuestra historia. La historia no contada de los Paisas. En este artículo encontraras  un pequeño documento con varios abre-bocas de capítulos escritos por el autor del libro EL PAISA Y SUS ORÍGENES, con el fin de que las personas se vayan enterando del tema del libro y conozcan mas acerca de la historia Paisa y nuestro origen. Algunos párrafos están escritos tal como lo escribieron los cronistas, en un español viejo, que a simple vista parece mala ortografía y se encuentran entre comillas “”

EL PAISA Y SUS ORÍGENES.‏
(ABREBOCAS)

CAPÍTULO 46

La Cultura Catía estaba ubicada en el Cañón del Cauca desde Peque hasta el sur del Cauca, y se adentraba por el occidente hasta los Valles de Norí (Frontino), Murrí y Urrao y por el oriente a los Valles de Aburrá y Rionegro. Según Cieza, las principales provincias de los Catíos a la llegada de los Conquistadores estaban localizadas en nueve provincias: Nore, Buriticá, Iraca, Aburrá, Paucura, Picara, Carrapa, Gorrón (Quindío) y Aguales (Cauca). Sus grandes minas estuvieron en Tamaná, Samarraya, Guaca, Buriticá, Tonusco, Peque, Angostura y Titiribí. Los Catíos tuvieron otros mineros competidores y comerciantes contrincantes, ya que de Guaca parece que los sacaron los Caribes Urabaibes, del Tonusco los Finzenúes, de Peque los Tahamíes, de Guarumal (Yarumal) los Nutabes, y del río La Vieja los Quimbayas. Con el oro que todos consiguieron soliviantaron a muchas etnias enemigas e invasoras; los últimos en llegar fueron los Españoles y éstos acabaron con todos. Analizando las crónicas de Cieza, así como los elementos arqueológicos y simbológicos de su arte, llegamos a concluir que: los Catíos no eran Quimbayas y que en los libros de arqueología no se nombra a la cultura Catía y además sus piezas de oro y de cerámica son confundidas con las Quimbayas. Cieza que los trató siete años, les dedicó varios capítulos de sus crónicas. Los Catíos fueron los que manejaron el mayor Dorado de América. Todos los cronistas se refieren con admiración a los grandes tesoros de Frontino, Buriticá, Titiribí, Iraca, Carrapa y de los Gorrones Aguales. Creemos que de todas las culturas de América, la cultura Catía y muy emulada de la Finzenú, fueron las más sobresalientes en orfebrería. La mayoría de piezas de oro atribuidas a los Quimbayas son Catías y en ningún libro publicado por el Museo de Oro o por el Banco de la República le dan crédito a los Catíos.

CAPÍTULO 47

La población Paisa ha sido fruto de múltiples mestizajes y durante muchos siglos; es una mezcla de más de 37 etnias genéticamente diversas y con variadas adaptaciones, tanto en los genomas como en los comportamientos; más aún, las estructuras sociales y las bases culturales han estado cambiando con gran vitalidad en los últimos quinientos años. La multiplicidad de rutas genéticas y culturales que utilizaron los antiguos inmigrantes para radicarse en estas regiones, han conducido a un potencial genotípico y sociológico su géneris, que darían temas para muchas investigaciones antropológicas, etnográficas, caracteriológicas, arqueológicas, históricas, lingüísticas y sociológicas. Todas estas etnias han vivido y actuado en la Antioquia la Grande, conformada por los Departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío: los Paisas también han influido fuertemente en los Departamentos del Chocó, norte del Valle y del Tolima y en el sur de Córdoba y Sucre. La historia Paisa empezó a ser escrita por los ceramistas, los textileros y los orfebres precristianos antes que por los Cronistas Españoles. Nuestro objetivo preferencial lo hemos orientado principalmente a conocer las variadas etnias Aborígenes, los primeros colonizadores Españoles y los Africanos que se radicaron en estas comarcas; queremos llegar a las raíces reales de los acontecimientos históricos y etnográficos de los fundadores del Imperio Ylama de Antioquia La Grande y por lo cual utilizaremos las memorias simbólicas y las iconográficas, así como los lenguajes gráficos que nos dejaron las múltiples generaciones que han pasado.

CAPÍTULO 48

Heyerdahl dice que «…la nave de tallos es mucho mas apta para viajar por el mar de lo que nadie pensó. Pero no solo los egipcios tuvieron naves de tallos; éstas también fueron empleadas desde un extremo del Mediterráneo al otro y desde Mesopotamia hasta la Costa Atlántica de Marruecos…» (Heyerdahl p.238). En la antigua Nínive se encontró una estela de piedra que muestra que los antiguos marinos usaron varios tipos diferentes de navío de papiro; la mayoría tenían las proas y las popas volteadas hacia arriba. En la cultura Darién de Urabá se encuentran narigueras de oro, huecas y con molduras en los extremos, como simbolizando los amarradijos de los terminales de la proa y de la popa; de la misma manera son las grandes areteras de estilo Tairona. En la construcción de las balsas, los Africanos utilizaron dos clases de materiales: el papiro y el carrizo; el papiro (Cyperus Papyrus) alcanza hasta 3 metros de altura; tiene tallos cilíndricos lisos y desnudos y puede tener hasta 8 centímetros de diámetro. Los Egipcios lo utilizaron para hacer sus embarcaciones y para fabricar pergaminos aptos para dibujar los pictogramas y los signos de las escrituras. El carrizo (Phragmites communis) es una gramínea que tiene cañas de 2 a 5 metros; se encuentra en casi todo el Mundo debido a su propagación por los antiguos navegantes; crece al borde de las aguas o en lugares encharcados. Hemos llegado a la conclusión de que los antiguos pueblos Yolofs, Fenicios, Griegos y Romanos posiblemente atravesaron el Atlántico en embarcaciones fabricadas con las cañas de esta planta. Encontramos el carrizo en el antiguo puerto de Ostia y en las orillas del río Tíber y hasta en algunos lugares de Roma. En casi todos los municipios de Antioquia se cultiva la caña de carrizo.

CAPÍTULO 49

La historia de la zona minera de Antioquia es muy compleja y la mayor parte de ella está sin escribir. Es más fácil encontrar la información en el extranjero que en las bibliotecas de Antioquia. Desde la creación de la República de la Gran Colombia empezaron a llegar extranjeros a las zonas de Porce, Nechí y otras; por ejemplo a Remedios llegaron los Suecos, Hauswolff, Piageman, Nisser, Simmerman y Greiffenstein; allí o en esas comarcas tenían sus minas pero los lugares de residencia los tenían en Rionegro, Marinilla y Medellín; también tuvieron minas por la región de Zaragoza y Yolombó y por varios ríos del Oriente Antioqueño; estos extranjeros emplearon algunos métodos salvajes de minería; por ejemplo, ponían a busear a los indígenas y a los negros por mucho tiempo para extraer del fondo de los ríos el lodo con oro; estas técnicas se generalizaron, como lo narra un viajero que visitó muchas minas en 1826; él dice que «…donde más se usa este estilo es en la ciudad de Zaragoza. Como dato interesante se menciona que en 1824 unos ciento cincuenta obreros extrajeron oro por valor de ciento cuarenta mil piastras…» (Gosselman p. 243). La piastra era una moneda internacional que pesaba 28 gramos; según esto, sacaron unas 4 toneladas de oro. Un poco después de llegar Gosselman en 1825, arribó al Estado de Antioquia el Capitán Greiff con su señora, quien según Gosselman hacía de General. «… De modo que ahora la colonia sueca se veía aumentada con dos nuevos miembros y estaba formada por ocho personas, pues además habitaban en la casa un sirviente y un herrero sueco, una niña inglesa y una muchacha de Escania, que acompañaba a la señora de Greiff…» (Gosselman p. 228). A este gran Dorado del Nechí llegó mucho Europeo: grandes y pequeños, mujeres y niñas; no se supo quién venía a cuidar a quién, pero al oro lo cuidaban todos. En todas las fondas se cambiaba o se compraba oro; en las puertas de algunas casas hasta se leería: «Si parla Italiano».

CAPÍTULO 50

En Burila, los Quimbayas tenían otra famosa mina, posiblemente con tecnología de influencia China, por eso Cieza la admiró mucho y la describió: «…más adelante está otro pueblo llamado Coynza; y passan por él algunos ríos de agua muy singular. Y noté en ellos una cosa, que vi (de que no poco me admiré) y fue, que dentro de los mismos ríos, y por la madre que haze el agua que por ellos corre, nascían destas fuentes salobres: y los Indios con grande industria tenían metidos en ellas unos cañutos de cañas gordas que ay en aquellas partes a manera de bombas de navíos, por donde sacaban la cantidad del agua que querían, sin que se embolviesse con la corriente del río, y hazían della su sal…» (Cieza p. 117). Con esta descripción de bombas y pistones para extraer aguas profundas, el cronista nos hace pensar en China y retroceder al año 1071 d.C; por esa época Wen Tong, prefecto Chino de la región de Sichuan (Chengdu) había escrito un relato sobre un historiador Chino; éste había narrado que «…estos tubos servían de pared al pozo y evitaban que la salmuera, que se encontraba al fondo, se contaminara con las aguas subterráneas. Según Su-Shi, los pozos tenían la anchura de un tazón y podrían alcanzar profundidades de 120 metros o más. Para extraer la salmuera, se utilizaba una caña de bambú hueca con una válvula en uno de los extremos. Su-Shi no deja claro cómo funcionaba esta válvula, ni cómo se introducía la salmuera en el bambú. Sí afirma que la cantidad de salmuera que se extraía por cada tubo era de varios dou (un dou equivale a unos 6,6 litros)…» (Wen Tong, citado por Vogel, en Investigación y Ciencia. Agosto 1993); es extraña la coincidencia entre el relato de Cieza y el del Chino Su-Shi.

Capítulos 41 – 45  | Capítulos 51 – 55

Ver También 
Diccionario Paisa


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